Digamos que Macallan y Levi fueron amigos a primera vista. Todo el mundo dice que los chicos y las chicas no pueden ser amigos, pero ellos lo son. Y mucho. Quedan de verse después de la escuela, comparten miles de bromas privadas, sus familias están superunidas...Levi y Macallan sólo son amigos, y están felices así.
Pero claro, los chicos no invitan a salir a Macallan porque piensan que está con Levi, y Levi pasa tanto tiempo con ella que casi no ve a sus novias. Así que un día comenzarán a preguntarse si no estarían mejor juntos. Aunque quizás eso complique las cosas...
¿Puedes los chicos y las chicas realmente ser amigos?
¿O están siempre a una pelea de no volverse a hablar nunca...o a un beso de encontrar el amor verdadero?
Después de unos meses de verano estando en duelo, Macallan sentía unas enormes ansias de regresar a la escuela, tomando a ésta como su vía de escape de estar pensando dentro de casa. Cuando por fin llega el primer día, lo único que no quería eran miradas de compasión de parte de sus compañeros y profesores; por suerte pudo evitarlas. Al ser llamada a la dirección, no pensó que una situación tan indiferente la llevaría a crear un vínculo amistoso con el niño nuevo, Levi Rodgers. El reconocer una frase de su serie inglesa favorita en el pin de la mochila del niño, impulsó a Macallan a tener un acercamiento con él, cosa que al principio no quería, pero le dio la oportunidad y resultó llevarse una agradable relación después de eso.
Al pasar el tiempo, ambos formaron una amistad increíble, llena de diversión y con algunos momentos tristes. Ésta fue reforzándose y se mantuvieron unidos sin importar las circunstancias que iban enfrentando mediante crecían, siendo la distancia uno de los mayores momentos donde ambos tuvieron que pensar y entender cómo se sentían al estar separados.
Este fue el libro que compré por primera vez en una feria del libro de mi ciudad y lo que había llamado mi atención fue la ilustración de la portada porque era bonita. Después de prestarle atención al título, pensé: bien, empezar esto con la pregunta "¿Y sí quedamos como amigos?" resulta interesante; así que lo tomé.
Lo que más gustó de la historia entre Macallan y Levi fue su simple, divertida y adorable amistad. La confianza con la que Levi comenzó a hablarle a Macallan y la indiferencia que ella mostró ante eso me resultó divertida; también el cómo fue tomando fuerza esta relación entre ambos junto con sus familias me agradó, porque su interacción era tierna.
Respecto a la narración, me gustó que cada vez que terminaba un capítulo, encontraba un apartado donde ambos mantenían una conversación referente a ese momento que se acababa de narrar, de manera que uno como lector, se siente más conectados con ellos, ya que también se muestran como espectadores.
Conocer a estos personajes fue agradable, ligero y sencillo porque eran muy abiertos al momento de mostrar quiénes eran, por lo tanto fue fácil comprender sus momentos buenos y malos, y eso me gustó. Algo que no me agradó del todo, fue conocer solo por encima a los personajes que los acompañaban casi todo el tiempo en la historia, ya que hubiera querido ver un poco más de ellos.
La única manera en la que puedo encajar el final es en la palabra 'dulce', ya que la situación que se desarrolló al terminar la historia me causó una sensación bonita porque hubo un toqué de complicidad entre Macallan y Levi, que me gustó bastante, y que después de que pasaran por tanto, finalmente llegó
Macallan: ↴
—Ya sé lo que quiero —me levanté. Levi me miró, atento a mi respuesta—. Tarta, quiero un trozo de tarta.
Levi: ↴
—Tengo que decirte una cosa —empecé— y quiero que me escuches antes de decir nada...o de huir a Irlanda.
Levi: ↴
—Tengo que decirte una cosa —empecé— y quiero que me escuches antes de decir nada...o de huir a Irlanda.
Este libro desde el principio me mostró momentos bonitos que incluyeron risas, tardes viendo televisión, y un acercamiento muy fuerte entre dos personas con una linda amistad.